LAS ENSEÑANZAS INDÍGENAS PARA EL DESARROLLO DEL “SER”

Los ancianos indígenas de los pueblos originarios dejaron una herencia tradicional de sabiduría para mejorar nuestras vidas. 

Estas enseñanzas nos recuerdan que la base de todo, es la espiritualidad.

La espiritualidad no es religión, puede vivirse libremente sin dogmas. Es la que nos lleva a reconocer nuestra vida interior, que es imprescindible para que el “SER” se desarrolle en sentido profundo.

La espiritualidad nos lleva en el camino de abandonar creencias, no creer nada de lo que nos dicen sin haberlo comprobado mediante la experiencia que nos ayuda a transformar el yo creo, en el yo sé.

Nos enseña, que la espiritualidad en la observación inteligente de la naturaleza, aprendiendo de su forma y de su funcionamiento. Es darnos cuenta de que somos naturaleza. Que el “Ser” en sus manifestaciones físicas, mentales, emocionales y espirituales es naturaleza.

Todo funciona en el universo y, aunque sabemos que nuestra capacidad humana no permite el entendimiento total de él, dedicaremos nuestro mejor esfuerzo para encontrarlo y disfrutar de cada uno de sus regalos.

La persona de espíritu, de sabiduría, en los pueblos originarios, era la que coordinaba todos los aspectos de la vida comunitaria: la salud, la educación, la economía, la administración, la organización social, la justicia; de esa forma todo se orienta hacia un propósito integral y de verdadero crecimiento.

Cuando podemos ver la vida desde una visión espiritual todo toma un sentido real.

La espiritualidad nos hace comprender que cada acto de nuestra vida tiene su consecuencia, que de las siembras que realizamos depende la cosecha. Si sembramos maíz, es muy probable que cosechemos maíz.   

Para los indígenas un ley básica expresaba: “yo soy tu, tu eres yo”. Si pudiéramos regir nuestra vida con este principio todo estaría en equilibrio. Si cada uno de nosotros practicáramos diariamente este principio de que “tú eres yo” , tal vez la situación actual de la humanidad seria mejor.