EL ORIGEN COMUNITARIO EN LA SOCIEDAD INDÍGENA


La comunidad como grupo humano, como forma de vida colectiva y como lugar de origen y destino, es el centro de la vida, cotidianidad y acción humana.
                
La comunidad es el principio de unidad básica y central de cualquier conducta, proyecto, meta o fin en torno a la actividad social, es decir, es la actitud humana hacia lo común.
                
Podemos decir que la comunalidad es la exteriorización de la voluntad individual de forma parte de la comunidad de manera constante y permanente.
                
Las conductas individuales de los pueblos originarios, se orientan por el bien común y por el interés común.
                
En cambio el individualismo hoy es una concepción de la vida y la sociedad, donde cada persona, grupo social o pueblo persigue sus propios intereses, compitiendo con todos los demás; donde por tanto la ley fundamental es la lucha por la vida con la sobrevivencia del más fuerte.
                
El economicismo liberal consiste en reconocer como criterio fundamental de las grandes decisiones económicas y políticas las leyes del mercado, y por lo tanto, la ley del más fuerte, que prevalecen así sobre los derechos humanos, los derechos educativos, los derechos sociales y los derechos de la naturaleza.
                
La tierra en particular se considera una mercancía y se dispone de ella con ese criterio.
                
El economicismo liberal implica una noción de productividad, definida como capacidad de producir mercancía, considerando improductivo lo que sirve únicamente para alimentar y proteger la vida.
                
En cambio el contenido de la cosmovisión indígena se centra en la forma de entender el sentido de lo humano, de la naturaleza y su interrelación; las formas organizativas, políticas, económicas, de producción, están enraizadas en lo comunitario.
                
Los pueblos originarios creían que la tenencia de la tierra debe ser colectiva, por eso cultivaban en comunidad y entre todos distribuían sus frutos, creían en la solidaridad y pensaban que los hijos son de la comunidad.
                
El valor que le daban a lo comunitario, les permitía una vida armónica y una convivencia fraterna con todos los seres que integran la naturaleza.
                
Los indígenas entendían que no son dueños de la naturaleza, que esta no es una mercancía sino parte de la vida de todos. Creen que esta forma de vida es la única opción para todos los pueblos del mundo, que los sistemas de opresión y de dominio entre los hombres, entre los pueblos y a la naturaleza, es dañino.  Piensan que es un sistema donde prima lo individual, y se deja de lado los derechos humanos.
                
Por siglos los integrantes de los pueblos originarios han vivido de acuerdo con todos los sentimientos y creencias, que forman parte de su cosmovisión social, sabiendo que son partes de un todo en el que la totalidad de los elementos que lo rodean son importantes.
                
Este espíritu lo han preservado y transmitido como experiencia de su sabiduría mediante su propia educación.
                
La experiencia central que esta visión inspira: es la de unidad en la diversidad de todos los seres humanos.
                
Esta sabiduría presenta dos grandes aspectos a saber: a) Las relaciones entre las personas; y b) La relación del hombre con la naturaleza.
                
Este conocimiento ancestral se contrapone a la ideología etnocentrica proveniente de la cultura europea, traída por los colonialistas e impuesta por su dominio.
                
Debemos enseñar a nuestros niños en las escuelas, siguiendo la cosmovisión indígena, que tiene que haber una relación de amor, respeto y armonía entre el hombre y la naturaleza; ya que se evitará la depredación, la destrucción ecológica y la contaminación de la naturaleza, ríos, mares, fauna y recursos naturales.






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