EL PENSAMIENTO INDIGENA SOBRE LA EDUCACIÓN DEL “SER”
En el pensamiento de los pueblos originarios se privilegia
la experiencia personal y colectiva como fuente del saber.
Se
enfoca mucho más el estar que el ser.
Otra
particularidad de su educación es que no separan sujeto del objeto; ya que los
dos elementos son una totalidad.
La
filosofía del “Ser” que impuso el conquistador, era su manera de categorizar y
entender el mundo y las cosas a través de su propia interpretación de la
realidad. De acuerdo a su punto de vista se identificaba al “Ser” con lo divino
o inmutable, con algo inmaterial, en una síntesis dual de lo natural y
sobrenatural, lo veían como dos cosas antagónicas.
En
cambio para el aborigen era una comprensión distinta, diferente. Para ellos
estamos aquí para llegar a “Ser”, estamos aquí y ahora integrados con la
Pachamama y todo el universo para experimentar “Ser”.
Para
los pueblos originarios la realidad se presenta de una manera simbólica y
subjetiva, no conceptual.
En la
educación indígena, no representaba la adquisición de un conocimiento teórico y
abstracto de su mundo circundante, ya que
el aborigen se consideraba a sí mismo un ser muy pequeño en este
universo tan grande, no se consideraba –como los europeos- el centro del
universo, por lo cual debía relacionarse con el resto de la creación, con cada
elemento del universo para vivir plenamente.
De ello
surge que la relacionalidad es uno de los principios básico de la enseñanza
indígena. También aprendían que se producen relaciones entre el cosmos y los
seres humanos, entre los humanos y no humanos, entre el bien y el mal y entre
la vida y la muerte.
Por eso
los pueblos originarios educaban en la complementabilidad de los aparentes
contrarios; aprendían a incluir a los contrarios en su propio mundo e
integrarlos.
También
estudiaban que la justicia cósmica se producía por el principio de la
reciprocidad, ya que todo lo bueno y malo que hacemos, se revierte como bueno y
malo en nuestras propias vidas.
Es por
este fundamento que los indígenas luchaban y luchan por mantener el equilibrio,
no solo en la sociedad humana, sino que también entre todos los elementos que
existen en la naturaleza.
Los
conquistadores enseñaron que solo el hombre es “sujeto” y todo el resto de la creación
son “objetos” que no estaban integrados, sino separados.
El
hombre aborigen no es absoluto, como se creía el hombre de la sociedad
occidental, que pensaba en la existencia o inexistencia del “Ser”.
El
tiempo lineal, el principio y el fin, la causa y el efecto, son todos mitos y
creencias de la educación impuesta en América por la sociedad europea.
Es por
esto que los indígenas hoy, viven las ideologías occidentales de izquierda o de
derecha, como peligros de otra dominación que arrasaría nuevamente con sus
creencias y tradiciones.
Lo
expresado significa que los pueblos originarios para poder afirmar su “Ser”,
tienen que desaprender conceptos de ser, de hacer, de tener, de retener y
acumular que introdujeron e inculcaron los hombres de la globalización occidentalista.
A modo
de conclusión podemos decir: que los pueblos aborígenes americanos son hombres
de “estar”, que se sienten parte del cosmos,
creen vivir en una dimensión espiritual, siempre agredida por la educación del
ser, del hacer, del tener, del acumular, que difunden los gobiernos, las
grandes corporaciones y empresas, el orden jurídico-económico, que construyeron
los colonizadores de nuestro territorio.
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